Lo acontecido en la final del domingo, deja más en claro al ente dominante del deporte más querido y popular del planeta, Lionel Messi ha escrito con letras de oro su nombre ya constatado en la historia del fútbol, pero ahora se puede sentar sin problema alguno, en el olimpo futbolístico.
De Rosario a Barcelona
El joven Messi y su familia, se embarcaron a un viaje en el que representaba una oportunidad única en la vida de poder hacer realidad el sueño, el chico abandonó su natal Rosario en Argentina, para probar suerte en el balompié europeo; dotado de un talento nato, como si fuera otorgado por alguna entidad celestial y tras el rechazo de grandes clubes pamperos, no por su calidad, sino por un particular detalle.
Una situación hormonal impedía que Leo creciera a un tamaño normal, pues esa situación de vida le impidió que equipos en Argentina se comprometieran a costear su caro tratamiento hormonal, con miras a mejorarle su calidad de vida; sin embargo, desde Cataluña, su suerte le sonreiría y cambiaria la vida radicalmente.
La servilleta de papel, el comienzo de todo
Messi dejó impresionados a directivos del Barcelona, principalmente a Carlos Reixach, aquel entonces secretario técnico de la entidad blaugrana, quien insistió en ficharle; precisamente en un mes de diciembre, Messi era “fichado” por los catalanes en una servilleta de papel, para así, garantizar que el pequeño talento se formara en la Masía y marcara época en España, el resto fue historia.
Debut y época de gloria
Messi debutaría el 16 de octubre del 2004 en un partido oficial con Barcelona, anotando su primer gol en Mayo del 2005 en contra del Albacete, asistido por su “maestro” Ronaldinho, figura emblemática y de quien heredaría el dorsal 10; 672 goles en 778 partidos oficiales con la elástica culé, 35 títulos, el más laureado en la historia del Barcelona y el fútbol español, único e irrepetible, todo era fabuloso a nivel de clubes, pero… ¿y la selección albiceleste?, allí el camino fue duro y más tortuoso.
Poca aceptación pampera
Desde Mario Alberto Kempes, Daniel Passarella, Ubaldo Fillol, Jorge Valdano, Jorge Burruchaga, Gabriel Batistuta y por su puesto Diego Armando Maradona, todos ellos capaces de dotarle de alegrías a su pueblo marplatense, en distintas épocas y competencias, varios de ellos ídolos de esta generación que le acaba de dotar la tercera estrella a Argentina.
Entre ellos Messi, que desde su debut con la albiceleste en agosto de 2005 en vísperas del mundial de Alemania 2006 en un partido de preparación entre Argentina y Hungría, tuvo que aprender a sufrir, siendo expulsado en menos de un minuto luego de saltar al terreno de juego, tras un manotazo cometido al jugador Vilmos Vanczák, el árbitro de dicho partido Markus Merk lo expulsó, marcando lo que sería el inicio de un duro camino a la consagración como figura de su selección.
Aunado a que el origen de Messi, es distinto al de la mayoría de sus compañeros de generación que tras formarse futbolísticamente en academias y equipos argentinos, Messi tuvo una formación “europea” haciendo que la afición no lo tomara tan a bien desde el principio, cuestionando su actitud y el hecho de no «sentir igual” la camiseta.
Claroscuros argentinos
A partir de ese punto, Leo Messi tuvo momentos de muchos altibajos en selección; mundiales pasaban y la situación era la misma, a pesar de mostrar destellos importantes, poco ayudaba a los suyos, en Brasil 2014, era lo más cercano a ganar un mundial, pero Messi pasó de noche en la final, pese haber sido coronado como el MVP de aquel torneo, perdiendo la final ante Alemania 1-0.
Incluso, el propio Messi decidió ausentarse un tiempo de su selección, para despejarse y recargar pilas para un futuro regreso, situación que derivó en un punto de inflexión en el que ahora Messi Cucchitinni está inmerso, con el gafete de capitán, Leo empezaba a justificar el por qué portaba la estafeta de líder, no solo simbólicamente o mediáticamente, sino al ya no tener a más refrentes veteranos, tuvo que asumir el mando al que estaba destinado a tomar en algún momento de su trayectoria en selecciones, comprendió que la oportunidad era única y era el momento adecuado.
El Messi renovado y la consagración
La Copa América dejó entrever que veríamos la mejor versión de Messi con su país, tras tener una relevante competición sudamericana, ganando la Copa a nada más ni menos que a Brasil en el Maracaná, enfrentando a su gran amigo Neymar, Messi dejaba en claro que iría con los suyos a por todas, pues tras sacudirse gran presión de por fin ganar algo con la “generación dorada”, la Copa del mundo era el siguiente objetivo.
Qatar 2022 se asomaba como la gran oportunidad y última quizá, para Leo poder aspirar al único gran título que le hacía falta en su vasto palmarés; debutando de la forma menos pensada, tropezando ante una sorprendente Arabia Saudita, esto catapultaría a Argentina a enderezar camino y enfilarse hacia el éxito, de la mano de su talismán, el 10 rosarino, que, con 7 goles y 3 asistencias, comandó sin tapujos y con mucho carácter y aguante a su selección.
Nahuel Molina anotaba el gol del triunfo argentino, el gol que rompía la “eterna” racha de 36 años sin un título mundial para los del cono sur, tras ese gol, se exorcizó a todos los fantasmas y mitos que rodeaban a este equipo, en especial a su estrella, quien, tras ganar la ansiada Copa del mundo, quedó más que confirmado su presencia en el olimpo del fútbol, incluso dejar más evidencia el hecho de ser desde ya, el mejor jugador argentino de todos los tiempos (a pesar de Maradona).
Afortunados somos de poder haber presenciado historia pura en el fútbol, el Messías del fútbol de la época contemporánea confirma su ascenso a lo más alto, un hecho que quizá, pasen muchos años para que podamos ver siquiera algo similar, algo que es y será irrepetible.
(Fotos Twitter).
Periodista deportivo 24/7, gustoso del buen fútbol y y carreras de autos, charla de todo un poco