Luego de la intensa fecha FIFA para México, quedan al descubierto muchas realidades. Desde el cuerpo técnico hasta la propia afición, que aún y con protocolos de buen comportamiento, muestra hartazgo de un equipo desalmado, desinteresado y que ha dejado de ser ese ente al que todos querían ganarle.
El Huracán categoría 5 atravesó la zona de CONCACAF, ante ello un estado de alerta retumbaba en el buque tricolor, el capitán del navío azteca Gerardo Martino volvió a girar el timón hacía una dirección poco confiable; misma que le ha traído resultados sumamente irregulares en los últimos meses, creyendo que, si la misma no funcionaba, tal cual Titanic, se hundiría con todo y su barco, como un capitán marino de respeto.
Esa es una metáfora en la que podemos encasillar a esta selección, que tras volver a la expedición en su zona de CONCACAF, navega en mares llenos de dudas, incertidumbre y con mucha presión acuática, puesto que el saldo de la travesía, ha continuado tal como el funcionamiento del barco, llegando a tierra, sí, pero sin un rumbo fijo.
Ganar sin querer queriendo
El primer puerto fue Kingston, a ritmo de reggae, los 11 mexicanos se plantaron frente a una “ilusionada” selección jamaiquina, la mitad de ese cuadro tricolor muy cuestionado; mismo que se tradujo en malas decisión (una vez más), apareció el músculo individual, como por arte de magia, los nuestros terminaron doblegando a los “Reggae boyz” quienes ni ayudados por la esencia de la leyenda Bob Marley, pudieron ante las genialidades de Alexis Vega, quien increíblemente, parece no ser del agrado del entrenador, a menos no para ser titular, pero aplicó un bálsamo relajante ante lo que se veía como un resultado desastroso, saliendo airosos rumbo al barco, pero sin una brújula certera.
La gota que derramó el vaso
La vuelta a casa se avecinaba como un territorio de doble partida, por un lado, estarías en casa, en un lugar que conoces, pero por el otro lado, la mayoría de los tuyos no te recibirían de la forma en que se podría esperar, la mayoría con sensaciones de rechazo, expectantes a lo que podría suceder, tal vez con el profundo deseo de que las cosas no salgan bien para tomar una detonante decisión, misma que para fortuna o desgracia de algunos, no llegaría.
El rival a la vista, Costa Rica sabía muy bien su encomienda, sumar a como fuera lugar, lográndolo de una forma poco ortodoxa, aguantando y agradeciendo la inoperancia de una selección mexicana muy endeble, con poca puntería y que estaban en el campo, varios elementos que están de más en esta convocatoria, comiendo solo minutos para alguien que bien pudo haber hecho el cambio, incluso los propios ticos tuvieron la llegada de mayor peligro, pero su inocencia les negó darle quizá, y por ridículo o sarcástico que fuera, la mayor alegría a gran parte de la afición mexicana, propiciando el cambio de entrenador, tan aclamado y gritado al término del mismo encuentro.
De panzazo
El Estadio Azteca se convirtió por un rato en el mismísimo Coliseo Romano, con la figura simbólica del emperador representada por los directivos de la selección, expectantes de lo que su entrenador haría o dejaría de hacer; durante la primera mitad Panamá se adueñó del fútbol, dejando aún más en evidencia la inoperancia de México, que tuvo que agradecer a la fortuna del penal y del descaro de Diego Laínez para salir avante de la arena, ante el reclamo del propio pueblo mexicano presente en el inmueble, Raúl Jiménez salvó el día y también el trabajo de todo un cuerpo técnico, cuyo líder parece que jamás entenderá lo que es ser entrenador de una selección como México.
¿Con qué nos quedamos?
La confirmación del poco entendimiento sobre el usar, o ni siquiera eso, a ciertos elementos mexicanos que viven un gran momento en sus clubes: Johan Vázquez, Erick Gutiérrez, Gerardo Arteaga, son ejemplo claro de la “necedad” del estratega en creer que otros elementos recuperarán su nivel o tendrán, una de esas tantas tardes increíbles que el futbolista puede tener para dar un partido redondo, pero en esta selección parece que esos momentos, al menos no están presentes por ahora.
Aunque el funcionamiento y las formas en general no convencen a casi nadie, el objetivo por ahora esta encaminado de forma “más segura”, México clasificará al mundial de alguna u otra manera, aunque en frente tengas a Estados Unidos como asignatura pendiente; solo que, no nos hagamos ilusiones de poder trascender en el mundial… al menos por ahora.
Periodista deportivo 24/7, gustoso del buen fútbol y y carreras de autos, charla de todo un poco