Desde que tengo uso de razón la idea de conocer el futuro (y el espacio) ha sido uno de mis más grandes anhelos, y en muchos momentos la ilusión de la cual se ha colgado mi optimismo en tiempos difíciles.
Robots, inteligencia artificial, el internet de las cosas, algoritmos, aplicaciones para todo tipo de cosas, series y películas con futuros distópicos han sido conceptos recurrentes sobre todo en estos turbulentos tiempos que estamos atravesando.
La pandemia, sí, la mentada pandemia, aceleró en muchos ámbitos la incursión de adelantos tecnológicos que tenían cabida en un horizonte quizá para finales de la década, el Home Office, el Classroom, las videollamadas, los estadios, las escuelas y las oficinas vacías pero con entradas electrónicas para medir la temperatura, son parte del panorama actual en México y en el mundo.
Desde la Revolución Industrial, la tecnología ha venido destruyendo empleos, pero hasta ahora los seres humanos siempre habíamos logrado crear más fuentes de empleo en comparación con las que se habían perdido. ¿Seguirá siendo esta una constante para el futuro próximo?
En el deporte estamos viendo fenómenos muy interesantes tanto en la forma en cómo se monetizan los ingresos que perciben los deportistas, como la forma en que se transmiten los partidos de fútbol y muchos eventos deportivos.
El streaming ha hecho más accesibles en algunos casos la posibilidad de que los espectadores tengan una multiplataforma interactiva para hacerlo más atractivo, sobre todo para las generaciones más jóvenes.
Los aficionados cada vez son menos espectadores y se convierten en protagonistas mediante su activismo en redes sociales. Aunque también estamos viendo intentos literalmente artificiales y huecos por mantener la atención de los espectadores, y competir contra la gran oferta de entretenimiento que se tiene al alcance de un solo “click”.
En el mundo de los negocios, la crisis económica provocada por la crisis de salud, obligó a las empresas, en pos de la supervivencia a replantearse sus sistemas de costos, desde cuestionarse la necesidad de rentar grandes bodegas u oficinas, hasta la obligación de auditarse a sí mismas las labores de su personal, buscando así opciones en la tecnología que sean más baratas, más eficientes, y más inmediatas, desde la operación de sus procesos administrativos hasta el incremento de la presencia en redes sociales para prospectar clientes y el comercio electrónico.
No es casualidad que la inclusión digital haya sido un área que creció en las Pymes a pesar del impacto económico sufrido en casi todas las demás áreas de las empresas.
Y qué decir en la vida cotidiana, quién de ustedes se atreve a salir a la calle sin el celular, o quedarse un momento sin internet, o salir de viaje sin el apoyo del waze o cualquier otra app que ayude a guiarnos. Desde aplicaciones que nos ayuden a monitorear nuestros signos vitales, hasta aplicaciones que nos recuerden que debo ahorrar, pasando por aplicaciones que nos ayuden a tener rutinas de ejercicios son el día a día de muchos de nosotros, la verdad es que cada vez son más comunes escenarios que parecen sacados de películas de ciencia ficción.
Al final de cuentas, se trata de encontrar en la esperanza del futuro, la posibilidad de mejorar, basados en una sólida formación humana, proyectarnos a nosotros en una majestuosa oportunidad de ser partícipes de la historia, misma que a mi entender va a cambiar en 5 años el equivalente a lo que cambió en los últimos 50.
Con esa ilusión sigue siendo nuestra obligación la formación de mejores mexicanos en todos los aspectos con una plena conciencia del rol que nos corresponde, ser los agentes de cambio para el futuro próximo, porque finalmente, nuestros hijos podrían trabajar en carreras, oficios o ramas del deporte que aún ni siquiera han sido inventados.
MFCTeAsesora
Especialista financiero. Consultor y asesor de negocios. Aficionado a las Chivas y al Real Madrid.
Contacto: fernando.mejiacruz@asesoresmfc.com