La selección mexicana apagó de momento el fuego que se había hecho aún más grande, luego del enfrentamiento ante Honduras en los cuartos de final de la Concacaf Nations League, con resultado favorecedor a los nuestros. Pero vamos con calma, que hay mucho por mejorar.
La capital del terror
Hablar de Honduras en el mapa futbolístico para los mexicanos, es evocar las «memorias de vietnam», en San Pedro Sula hay recuerdos nada agradables en donde el fútbol mexicano ha sufrido episodios espantosos y que quisiéramos borrar de nuestras mentes.
Especialmente cuando se trata de eliminatorias mundialistas, es una aduana que ha costado el meterse en problemas para ir al mundial, ha cortado procesos de entrenadores que son despedidos tras caer aquí, sin mencionar el hostil ambiente que se siente y ve cuando México juega en dicha zona.
Lo de un viernes antes no fue la excepción, ese estigma se hizo presente con el que México padeció y sufrió un descalabro (literal), que no hacía otra cosa que poner más gasolina al fuego. Aguirre y compañía sabían de lo crucial que sería ganar en su tierra, pues un resultado desastroso hundiría más este barco que ya de por sí navega entre la duda y el repudio.
La «normalidad» en la bombonera
Toluca se ha convertido en la segunda casa del equipo de todos, atrayendo un aura de positivismo y una mejor recepción del público, algo que en el Azteca en años recientes ha sido lo contrario, con abucheos e incluso con abandono hacia la selección.
Raúl Jiménez comandó la misión de evitar el ridículo, abriendo el marcador ante la insistencia tricolor, aunque los catrachos tuvieron su oportunidad, pero se les negó el gol, así como se les negó el fondo físico del que estuvieron precarios ante la circunstancia, algo más que excusa para ellos justificar su eliminación.
Henry con doblete y uno de Jorge Sánchez pusieron orden y aseguraron una clasificación más que obligada para México, que cierra el año de forma decente pero lejos todavía del convencimiento.
La Nations League, el ‘coco’ nacional
Este torneo que para algunos supone poca cosa, ha sido ganado en todas sus ediciones por Estados Unidos, curiosamente en el periodo de mayor dominio del fútbol estadounidense sobre el mexicano, que no ha podido alzarse con ese galardón, que, si bien en la teoría no representa gran cosa, para el ranking FIFA y potencial cabeza de grupos mundialistas, sí será determinante, y si gusta usted agregar que el orgullo y prestigio están también en juego.
Se ganó, se cumplió, pero no echemos campanas al vuelo aún, que México no es peor ni es mejor selección por este resultado ni por la Concacaf Nations League, acostumbrados a caer en el circulo vicioso de la ilusión, hay que tomarlo con calma y frialdad, para evitarnos posibles penas y reclamos posteriores.
Hace falta mucho trabajo, y curiosamente hace falta más trabajo en el ecosistema que rodeada a la selección, que en el mismo equipo nacional.
(Fotos: X).
Periodista deportivo 24/7, gustoso del buen fútbol y y carreras de autos, charla de todo un poco