Los boletos para el regreso de Ultimate Fighting Championship (UFC) a territorio mexicano están agotados. Más allá de los negocios que acostumbran los revendores y agencias de viajes, la Arena Ciudad de México augura un lleno la noche del sábado 24 de febrero. Dos de los tres campeones mundiales nacidos en México de la marca están programados: Brandon Moreno y Yair “Pantera” Rodríguez. Será una noche de fiesta al considerar que varios mexicanos están contemplados para un evento diseñado como una Fight Night.
Treinta años de historia acumula la marca de UFC. De un show que batalló –literalmente- para evitar la bancarrota a una marca que se vendió por miles de dólares hace poco. El aficionado ocasional tendrá un evento de primer nivel en un recinto que, en poco tiempo, enlista eventos que van de conciertos de Luis Miguel a juegos oficiales de National Basketball Association (NBA). Tener a la marca principal de artes marciales mixtas en México es un momento idóneo para reflexionar sobre el impacto que tiene la actividad como disciplina deportiva y producto redituable.
Los gimnasios que contabilizan múltiples campeones tanto de UFC como de otras promotoras están en Estados Unidos y Europa. Para mantener un negocio a flote, la materia prima debe ser de calidad. Los buscadores de talento se fijan en los peleadores que mejoran día a día gracias a extensas jornadas de trabajo. Raúl Arvizu, la familia Grasso y el equipo de brasileños con residencia en Puebla –Brazilian Warriors- han llegado a la élite. Otros puntos del país tienen centros de alto nivel, pero, en cuanto a cifras, el número es inferior a la cantidad de personas que se preparan para desempeñar futbol o boxeo profesional.
En las clases universitarias de teoría de la comunicación se hablaba un postulado en cuanto al emitir un mensaje y lograr la respuesta de las audiencias. Si un hecho no aparece en medios de comunicación, no existe. Esto decía, hasta hace unos años, algunas de las posturas más conservadoras. El mundo ha cambiado por el desarrollo tecnológico. El impacto de las redes sociales en mercadotecnia y comunicación puede ser engañoso. Tener miles de seguidores o millones de reproducciones no son bases suficientes para pensar en un negocio estable.
Todo esto va relacionado a que UFC se presentó en televisión abierta para el mercado mexicano con su evento 100. Temas de derechos de transmisión llevaron a la marca a la televisión de paga. Una fracción del público que vio actividad por primera vez del octágono en televisión abierta se ha mantenido fiel a los cambios de señal por televisión de paga. La plataforma de UFC Fight Pass es de primera. En un presente donde sobran sitios de streaming; el sujeto común de un país subdesarrollado piensa con calma en invertir en un acceso que se cobra en dólares –con todo y que el precio del dólar ha ido a la baja en los últimos meses-.
Aunque no lo comentan mucho, la misma UFC tiene problemas para encontrar sitio donde presentar sus funciones en Estados Unidos. El espacio de trabajo es reducido cuando tiene como rivales a ligas deportivas consolidadas. Tener un evento repleto en New York o Emiratos Árabes contrasta con funciones que muestran huecos en sitios más discretos de la geografía estadounidense. Para que un negocio se mantenga, el vendedor debe crear fidelidad a su marca. UFC debe analizar que aún está lejos de competir con la tradición del boxeo mexicano. Desarrollar talentos, presentar funciones con regularidad y buscar formas de mostrar su producto antes millones de personas son situaciones que necesitan realizar para mantener su imagen activa.
Periodista formado en la teoría y práctica. Disfruta desde un evento de lucha libre en la calle hasta un partido de Champions.
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