No se requiere ser admirador de Cuauhtémoc Blanco para reconocer el singular talento y estilo irrepetible de un futbolista diferente al resto. Ajeno a posturas forzadas, el último gran ídolo americanista (hecho a la medida para esa encomienda), se regocijaba en la adversidad y disfrutaba de la animadversión que él mismo alimentaba en sus detractores.
Provocador de tempestades, Cuauhtémoc cargaba el talento nato, la chispa espontánea, la magia inacabable proveniente de su calzado tan impredecible como sus acciones.
Hoy, día que en cumple 51 años de edad, recordamos aquella tarde en la que visitó Orizaba.
Una tarde de fiesta
Fue el 24 de marzo de 2010 y era miércoles. Miércoles de plaza. En las estrechas calles de la colonia San Carlos, muy cerca de la Zapata, se combinaron los colores propios del mercado que lleva el nombre del Caudillo del Sur, con los tradicionales colores albo y negro en las playeras. También el escarlata de los desaparecidos escualos.
Un Cuauhtémoc Blanco a escasos meses de asistir a la Copa del Mundo de Sudáfrica, se presentó en el estadio Socum con todo y los Tiburones Rojos del Veracruz para ser sometidos por los Albinegros de Orizaba, en la jornada 13 del Torneo Bicentenario de la Liga de Ascenso. El marcador fue de 3-1.
El ídolo del futbol mexicano mereció trato especial, indicado por la propia Federación. La entonces directiva de Albinegros debió conducirlo en una camioneta especial y con seguridad propia. En la cancha, pasó prácticamente inadvertido.
Veracruz, en ese entonces propiedad de Mohamed Morales, llegaba con todos los pronósticos a su favor. El Socum lució abarrotado y con sobrecupo, llegando hasta los 8 mil asistentes y con una grada de Sol que desde antes de iniciar el encuentro ya había sido vulnerada por un grupo de aficionados sin boletos (que se habían repartido de forma gratuita).
Albinegros regresaba al estadio Socum después de haber tenido que ocupar el “Pirata” de la Fuente como su sede. Con ese triunfo sobre Veracruz, el equipo dirigido por Cristóbal Ortega llegaría a 8 juegos sin perder, aunque al final no pudo calificar a la liguilla. Tampoco lo hizo Tiburones.
Jesús “Ratón” Isijara y Juan Manuel Cavallo en dos ocasiones, fueron los anotadores. Casi al final. Hugo García acortó distancias. En la última jugada, Cuauhtémoc hizo un tiro libre que fue controlado por Edgar Melitón Hernández.
La revancha
Meses después, ya que había pasado la Copa del Mundo de Sudáfrica en la que Cuauhtémoc se convirtió en el primer mexicano en anotar en tres mundiales diferentes, el Divo de Tepito regresó a Orizaba, ahora con la playera de Irapuato. Un gol suyo representó la victoria para los Freseros y lo festejó con intensidad frente a la grada de sombra.
Desafortunadamente, hoy en día, ni Albinegros ni Tiburones existen. Solamente quedan en el recuerdo de aficionados, tarde inolvidable como aquella en la que Cuauhtémoc Blanco se fue derrotado del Socum.
(Foto: Club Albinegros).
Periodista deportivo desde 2004. Creador del concepto multiplataforma Plan de Juego.
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