Los doscientos doce municipios que conforman el estado de Veracruz fueron representados por una decena de personas el pasado fin de semana en la ciudad de Orizaba. Motivo: la eliminatoria estatal de boxeo. Adolescentes y jóvenes de la entidad participaron en un evento de tres días que se efectuó en el Auditorio Gutiérrez Zamora.
La primera eliminatoria fue el viernes veintiuno de octubre. Entrada gratuita para recibir a cualquier persona con interés de ver a sujetos que intentan trascender en una disciplina demandante como el boxeo. Tarde con clima fresco mientras los participantes esperan tranquilos su momento de subir al ring. En los atuendos se aprecian elementos relacionados al pugilismo: dijes con forma de guante y gorras con el logo creado para identificar a Saúl “Canelo” Álvarez.
Una cinta de precaución restringe el acceso al ring. Solo existe espacio para el personal operativo básico: jueces, médicos y representantes de la Asociación de Boxeo del Estado de Veracruz. Dos colores para identificar a los sujetos que suben a competir: rojo y azul. Uno de los participantes descansa con la cabeza recostada sobre las piernas de su pareja. Aún con cubrebocas, se percibe un olor penetrante a sudor que emana de las gradas.
Suena el micrófono y se menciona que las eliminatorias son parte del proceso para llegar a competencias nacionales. El objetivo principal, según la voz de la mujer que participa como anunciadora, es que alguien de la entidad logre llegar a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. La competencia comienza casi a las cinco y media de la tarde; hora y media de retraso al revisar la agenda del evento.
Reglas del ámbito amateur: tres rounds con duración de tres minutos. Según la categoría y edad de los combatientes, el uso de la careta varía. El duelo de inicio pertenece a los cuartos de final con un peso máximo de 63 kilogramos: Juan Xocua vence por decisión unánime a César García.
Trece peleas conforman un programa que avanza con rapidez. No existen tiempos muertos; una pelea concluye y de inmediato suben los siguientes boxeadores a pelear. Distintos puntos de Veracruz son mencionados: Tlilapan, Xalapa, Veracruz, Coatepec, Zongolica, Córdoba, Boca del Río y Fortín entre otros. No existe música de fondo para amenizar, se escuchan de forma clara los gritos de entrenadores y gente que apoya a cada participante: “Presiona, arriba, ya lo tiene” o “Combinación, esquiva, ya se cansó” son algunos de los mensajes que se gritan con potencia. Este tipo de mensajes hacen olvidar la canción insigne del boxeo que nació a petición expresa de la cinematografía: Eye of the Tiger del grupo Survivor.
Óscar Camacho -que en su juventud fue boxeador- vive un día ajetreado: es juez, participa como referí y debe cumplir con las responsabilidades de presidir la asociación de boxeo estatal. Pedro Osorio, el ex futbolista orizabeño que llegó a la entonces primera división mexicana, aparece para presenciar la actividad. Quizá el esfuerzo de los muchachos lo hizo recordar la dedicación necesaria para trascender en el deporte profesional.
El tiempo avanza rápido por peleas que, por la intensidad de los golpes ejecutados, son detenidas antes de llegar al límite de tres rounds. Algunas narices derraman sangre y unos cuantos derechazos dejan miradas perdidas que obligan a parar. Dos horas de pugilismo y el primer día de eliminatorias concluye. Para la gente que avanzó, el tiempo es corto. Unas cuantas horas para recuperarse y después regresar al ring con tal de obtener un premio que te acredita como el mejor competidor de una zona integrada por ocho millones de habitantes.
Historiadores difieren al momento de especificar la antigüedad del boxeo. Lo que no está en duda es que la pasión derivada de ver a sujetos competir intercambiando golpes es atemporal.
(Foto tomada de Facebook).
Periodista formado en la teoría y práctica. Disfruta desde un evento de lucha libre en la calle hasta un partido de Champions.
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