
«Sé lo que están pensando… ¿Por qué un mono? Soy Robbie Williams, soy una de las estrellas del ‘pop’ más grandes del mundo, pero… siempre me he considerado un poco menos evolucionado». Son palabras con las que Robbie Williams presentaba por medio del trailer su película biográfica y que sin duda al complementar el mensaje con las imágenes te sorprende pensar que pudiera ser una buena película, considerando que el género (a pesar de ser premiado como Bohemian Rhapsody), ofrece historias similares y con la «típica» historia de superación y éxito, sin mayor profundidad. Sin embargo, esta biopic es mucho más que sólo la historia de éxito del cantante inglés.
Michael Gracey, el mismo que hace unos años dirigió una de las consideradas (al menos en mi opinión) mejores películas musicales: The Greatest Showman, es quien nos presenta la historia de Robbie Williams, quien no solo cuenta su vida, sino además abre su corazón y comparte que sí, desde pequeño anhelaba ser exitoso y famoso, pero que tuvo que aprender a lidiar con lo que esto trae. A través de esta película vemos el lado más vulnerable de Robbie, quien como lo expresa, él no quería ser un ‘donnadie’, y desde su infancia admiraba a los ‘dioses’ como Frank Sinatra, por lo que aspiraba a convertirse algún día en alguien como él.
Dentro de la vulnerabilidad que vemos en la vida de Robbie, también vemos su lucha continua con sí mismo debido al síndrome del impostor, pues a pesar de mostrar su talento, siempre se encuentra luchando con sus pensamientos al sentir que no es talentoso, que no es suficiente, y que no podría lograr éxito mundial. Por lo que vemos un viaje también emocional donde se enfrenta a diferentes situaciones, desde audicionar para una ‘boy band’ que a la postre se haría famosa bajo el nombre de ‘Take That’, hasta presentarse en uno de los recintos más importantes del mundo como el Royal Albert Hall.
Hablar de esta película sin ‘spoilers’ es complicado, lo que no es complicado es digerirla, pues es una historia fresca, emocional y que no es necesario conocer quién es Robbie Williams o haber escuchado su música, simplemente es tener empatía, pues muchas de las experiencias vividas por Robbie, muchos de nosotros las hemos vivido, sin ser necesariamente famosos. Es una película que con 110 millones de dólares logra hacernos olvidar que el protagonista es un chimpancé generado por CGI, y logramos percibir cada una de sus emociones por medio de su lenguaje corporal y expresiones faciales.
Sin duda ‘Better Man’ es una gran película musical biográfica, pues además, escuchamos canciones emblemáticas de la carrera del ‘Robster’ no de manera superficial o ‘de relleno’, pues las mismas están justificadas por el contexto narrativo y emocional del momento y también logran transmitir el mensaje que se quiere transmitir.
Puede que te agrade o no Robbie Williams, pero si quieres pasar 2 horas y 16 minutos de puro entretenimiento y una que otra lágrima, ‘Better Man’ es la indicada.
Definitivamente no había llorado tanto con una película desde hace tiempo como lo hice con esta, es una película que mueve fibras de tu corazón, que muestra la importancia del amor propio, de curar las heridas de tu infancia, vencer tus miedos, luchar con tus propios demonios y del perdón, la libertad y tranquilidad que nos da el perdonar y algo que puede costar mucho trabajo (al menos de manera personal es así) como el creer en uno mismo.
Quizá no le ha ido bien en taquilla, pero esta biopic posiblemente se convierta en una de las favoritas de la crítica y la audiencia y que seguirá dando de que hablar porque ciertamente es un acierto de Robbie Williams (quien además es productor de la película) abrir su corazón y recordarnos que el camino al éxito no es sencillo, y este te puede llevar a hacer cosas de las que posteriormente te arrepientes o a caer en los excesos, pero con amor, apoyo y familia, siempre se puede salir adelante, aún con los que ya no están entre nosotros porque su recuerdo también puede ser inspiración para obras épicas.
(Foto: X).
