Anderson Silva es un punto habitual cuando se discute quién es el mejor peleador en la historia de las artes marciales mixtas. Durante su trayectoria como peleador profesional se enlistan peleas inolvidables, marcas en Ultimate Fighting Championship (UFC) y una personalidad empática que los hizo ser de los peleadores más queridos por el público. Debido a que está de moda sacar biografías de personajes famosos, el atleta brasileño se unió a la tendencia con una miniserie de cinco episodios nombrada como él: Anderson Spider Silva (2023).
El programa forma parte del catálogo que tiene la plataforma Paramount +. En la secuencia de créditos se aprecia el cuerpo del protagonista con la canción que lo identificó al hacer su recorrido camino a la jaula: Ain’t no sunshine (Bill Withers). Una canción tranquila perteneciente al blues que contrastaba con la ferocidad de Silva para terminar a sus rivales. El capítulo inicia con el combate más recordado de su carrera; el momento en que Chael Sonnen estuvo a segundos de lograr una de las victorias más inesperadas en la historia de UFC. Se hace una regresión a la vida de Anderson. Un muchacho alegre que intentaba lidiar con la falta de dinero y discriminación por su tono de piel en Brasil.
A partir de este momento, comienza una historia bien intencionada pero que tiene su principal error en la historia que aparece en pantalla. Se nota un gasto importante por recrear la época en que ocurrieron los sucesos. Anderson Silva es productor ejecutivo de la serie y, como en otros casos, se percibe un tono cordial en la forma que se retrata la vida personal del sujeto en cuestión. Temas como infidelidad, un caso positivo de dopaje y abandono de la familia se abordan con superficialidad. Los contratos de uso de imagen impiden que se usen las siglas de UFC y la desaparecida promotora japonesa PRIDE -en su momento la más importante del mundo-.
Resulta sencillo identificarse con la actitud de superación personal que toma Anderson. La selección de actores es correcta en casi todo el elenco. Los sujetos seleccionados para interpretar a peleadores famosos como “Minotauro” Nogueira y Sonnen no tienen nada que ver con las personas a las cuales interpretan. Ser políticamente correcto hace que se ignoren temas importantes. No es fácil mencionar los presuntos vínculos de PRIDE con la mafia japonesa (Yakuza) o cómo opera UFC al momento de establecer las pautas comerciales de sus talentos. Un espectador casual puede disfrutar sin mayor problema en contenido. Para alguien que trata de estar al tanto del mundo de las artes marciales mixtas, queda decepción.
Si existe inquietud por conocer más sobre el peleador que sacó su apodo del superhéroe Spiderman, existen algunas sugerencias que pueden consultarse sin mayor problema. El documental Like Water (Pablo Croce, 2011), la confrontación ya mencionada con Sonnen y el estremecedor nocaut a su compatriota Vitor “Phenom” Bélfort son materiales obligados. La tendencia de hacer biografías es buena. En una época de fragmentación de audiencias y múltiples opciones de contenido; hacer contenido de calidad es un logro escaso.
(Foto: X).
Periodista formado en la teoría y práctica. Disfruta desde un evento de lucha libre en la calle hasta un partido de Champions.
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