El papelón que hizo el representativito nacional sub 17 en el pasado mundial de su especialidad en Indonesia, deja aún más en evidencia, el mal trabajo con el talento mexicano, que ahora ya toma a esta categoría donde México es potencia, como una selección más, algo verdaderamente preocupante y que suma más a todo el caos de selección nacional.
El momento cumbre
La capital de Perú, Lima, fue testigo de un momento que marcaría un antes y después para el fútbol mexicano; corría el minuto 85 de la segunda parte, México tenía ventaja en el marcador de 2-0 con goles de Carlos Vela y Omar Esparza.
El delantero Ever Guzmán se encontraba con un balón que lo puso solo frente a la gloria, tras una dramática jugada que representó la lucha y persistencia mexicana, hundía el balón a las redes ocasionando el grito eufórico de millones de mexicanos, que veían emocionados y algunos incrédulos a la juvenil selección mexicana sub 17 coronarse como campeona del mundo por primera vez en cualquier categoría, venciendo de gran forma al gigante del fútbol mundial como Brasil con un 3-0 contundente.
La proeza se repetiría 6 años después, con el mejor escenario posible el Estadio Azteca, frente a los suyos, derrotando a otra potencia como Uruguay; Antonio “Pollo” Briseño y Giovanni Casillas fueron los encargados de finiquitar el triunfo azteca 2-0, dándole alas a la afición mexicana que se regocijaba en júbilo, un gran momento para el fútbol mexicano sin duda.
El fútbol ya no es como antes
Esos instantes parecen, ya haber quedado muy atrás, aparte de esos dos títulos mundiales, los nuestros consiguieron 2 dignos subcampeonatos del mundo en 2013 y 2019 respectivamente, pero ahora la reciente actuación en el mundial sub 17 de Indonesia, es reflejo actual del depresivo estado del fútbol mexicano.
La selección mexicana sub 17 dirigida por Raúl Chabrand, tenía la gran oportunidad de dar otro golpe de gracia entre tanta poca claridad y mucha decepción: hace unas semanas las chicas fueron capaces de alzarse con el oro panaramericano, un aliciente sin duda importante en épocas de precariedad y muchos cuestionamientos, y qué mejor que la categoría más joven en mundiales para poder repetir una alegría.
Porque sí, pese a que supondría ponerles mucha presión a estos jovencitos, también era una oportunidad inmejorable de hacer ver que no todo está tan mal, que la juventud representaría esperanza y fé en medio del caos futbolístico.
Los juveniles aztecas comenzaron con derrota 3-1 sobre Alemania, que en la mayor pasará por horas muy bajas, pero en juveniles mantienen la estética y casta demoledora; empataron duras penas con Venezuela 2-2 y sacaron el ahínco 4-0 sobre Nueva Zelanda, para calificar segundos y de momento, mantener la expectativa.
El K.O africano y el reflejo de la realidad
La goleada ante Malí en octavos de final 5-0 muestra el deteriorado nivel actualmente, la calidad es a cuenta gotas en las nuevas generaciones, arrastrando el prestigio como una potencia mundial en categorías juveniles como México, que pasó de ser un candidato a un simple animador en esta justa, cuando la meta debería ser cuando menos a semifinales, teniendo el precedente de las grandes e históricas actuaciones ya logradas.
No es una derrota aislada ni mucho menos un “accidente”, es la forma de ubicarnos y hacernos ver que no son los mejores tiempos; esto se suma a lo ya conocido con la sub-20 pasada, sin mundial ni Olímpicos, la sub-23 araña el bronce a un nivel muy pobre y de la mayor, ni decir, de panzazo a Copa América ante la peor Honduras de la década.
Estas “malas herencias” siguen cosechando malos resultados, procesos que cada vez más cuesta llevarlos por un mejor sendero, así navega el fútbol mexicano, donde ni hasta tu categoría que mejores alegrías te ha dado, fue pisoteado el orgullo y legado… ¿veremos algún cambio positivo próximamente? Mientras hay fe, hay oportunidad.
(Fotos: X).
Periodista deportivo 24/7, gustoso del buen fútbol y y carreras de autos, charla de todo un poco