La crisis de Cruz Azul en la actualidad tiene bastantes aristas, desde el apartado deportivo, hasta el directivo y el extra futbolístico, pero… ¿cómo es posible que un equipo que fue campeón hace un par de años, esté al borde del abismo? Esa situación, sólo podría pasarle a un equipo como Cruz Azul, donde pasa de todo.
Llegada del “Tuca”, todo para nada
Hace también algunos meses, se daba a conocer la llegada de un entrenador que, durante muchos años, la afición celeste soñaba con tener entre sus filas; se trataba de un entrenador más que probado, especialista en lidiar con planteles grandes y poderosos, dando resultados y firme en cuanto a su convicción, pero, sobre todo, su carácter duro y exigente, donde la disciplina y los “cagajos”, son el pan de cada día, un viejo lobo de mar como lo es Ricardo “Tuca” Ferretti.
Su llegada supondría dosis de dureza, esa que aún sigue necesitando un equipo como Cruz Azul, aunque desafortunadamente no saldría como se esperaba; tras cinco meses y medio al frente de la máquina, Ferretti obtuvo cinco victorias, ocho derrotas y cuatro empates, números suficientes para darle salida, aunado a papelones como el de la controversial Leagues Cup, donde Cruz Azul no ganó ningún partido en tiempo regular, y fueron exhibidos y aplicando una enésima “cruzazuleada” de la mano de Messi y su Inter Miami, fiesta de nunca acabar.
Lo que es claro, es que “Tuca” no era el único culpable, muchos aspectos que comentaremos en breve, son también muy responsables de esta debacle.
Falta de inteligencia deportiva
Parece extraño que, en un equipo profesional de fútbol, se deba cuestionar la poca capacidad de quienes se encargan de la parte deportiva al momento de armar planteles; esta es una situación que la máquina cementera adolece no de este torneo, ni del pasado, sino de hace ya muchos años.
Justo cuando el torneo ya inicia acciones, los celestes son de esos equipos que no terminan de confeccionar su plantilla, ni de dar salida a jugadores descartados y lo que es peor, no poder cerrar refuerzos acordes a las necesidades y calidad que Cruz Azul exige; de gran muestra es este torneo, donde Cruz Azul dista de tener un plantel armado para ser campeón, tanto con el talento mexicano como el extranjero, en este último, apostando históricamente por grandes nombres junto a América, siendo líderes en tener a los mejores extranjeros en sus equipos, aunque a finales del siglo pasado y principios de este, Toluca y Pachuca levantaran la mano en sector y ni decir de Tigres y Monterrey, que habitualmente son los que mayor acierto y sentido mediático tengan sus refuerzos traídos de otros países desplazando a equipos como Cruz Azul.
Simplemente una institución como Cruz Azul, no debe ni puede permitirse tal triste forma de armar planteles, y menos trayendo en varios casos, a jugadores con dudoso o poco nivel y cartel para un equipo grande, así como la incapacidad de tomar decisiones y respetar el trabajo y autonomía de quienes están tras el escritorio.
Que siga la fiesta
La situación no quedaba solo en la más que humillante derrota ante Querétaro, donde se supone era un escenario “idóneo” para que los azules dieran un golpe de autoridad y calmaran un poco las aguas turbulentas, sino que se trasladaba a un escenario totalmente fuera de deporte; en redes sociales, se filtraron algunas imágenes del defensor Carlos Salcedo conviviendo en su fiesta con algunos amigos y jugadores de Cruz Azul, sólo unas horas después de la derrota en casa.
El punto no es que, si el jugador tenga o no derecho a divertirse, eso nadie lo pone en juicio, son seres humanos como todos nosotros con derecho a divertirse y convivir; el gran detalle es que es una figura pública, y debe portarse como tal, más sabiendo que la situación del equipo no es la idónea, no es privarse, simplemente saber manejar momentos y espacios, y en este no era por mucho el ideal.
A final de cuentas, Cruz Azul tendrá que buscar desde sus entrañas, alguna forma de dar un cambio muy radical, pues el cuento de hadas del campeonato obtenido recientemente, parece estar más que terminado, durando poco ese grato sabor y estando, de nueva cuenta, inmersos en una situación que se torna cada vez más insostenible, donde el único que sostiene todo es el aficionado, ese que pase lo que pase, siempre le será fiel a su máquina de sus amores, ojalá que todos en el club, piensen por un segundo en ellos, y como transformar las amarguras en alegrías, esas que están obligados a a dotárselas, es momento de cambiar palabras por hechos.
(Fotos: X).
Periodista deportivo 24/7, gustoso del buen fútbol y y carreras de autos, charla de todo un poco