Tras muchos años y aún más millones invertidos, el Manchester City de Guardiola se ha coronado como campeón de la UEFA Champions League en una final muy apretada en Estambul.
Ambos equipos llegaban con los nervios y la presión al máximo, no se jugaba un simple partido más, no era una final cualquiera la que estaba frente a ellos, era la final de la UEFA Champions League, el trofeo más deseado a nivel de clubes y una presea que ambos equipos codiciaban para hacer valer la temporada.
Quizá el Inter llegaba con apenas menor presión que los ingleses, pues Guardiola afrontaba por segunda ocasión la final de la Champions con los citizens, buscando así su primer título europeo desde que salió del Barcelona y la primera “orejona” del equipo del norte de Inglaterra.
El primer tiempo se esperaba cerrado, con ambos equipos a buen nivel pero que fuera un “reconocimiento del rival” y fue prácticamente con lo que nos encontramos.
Ambas escuadras demostraban seguridad, algunas entregas erróneas, faltas en propio terreno y algo de nerviosismo, sin embargo, no se presentaban muchas ocasiones de peligro que pusieran a trabajar a los arqueros.
Fue hasta el minuto 26 en la que un balón filtrado por parte del equipo inglés encontraría a Earling Haaland, quien con una finta se quitaría al central Acerbi del Inter y dispararía a puerta, en donde André Onana se encontraba bien parado y evitaba la caída de su marco.
El otro gran momento de esta primera mitad fue el cambio obligado que tuvo que hacer Josep Guardiola debido a la lesión de uno de sus mejores hombres como lo fue Kevin De Bruyne al minuto 36, haciendo recordar aquella final de 2021 en donde el belga salió lesionado al minuto 60 por una fractura de pómulo ante el Chelsea de Thomas Tuchel.
Sin movimientos en el marcador o más acciones peligrosas, la primera parte llegó a su final.
La parte complementaria del encuentro fue distinta a su predecesora, en cuanto silbó el árbitro se notaba que el equipo de Guardiola sintió la necesidad de conseguir la máxima presea europea. Presión alta constante y en mayor medida al primer tiempo, mucha mayor tenencia de la pelota y mayor confianza se lograba percibir en el equipo de Manchester.
El Inter no movía mucho, seguían basándose en su mayor fortaleza demostrada no solamente durante el partido, sino durante la temporada, su defensa. Cada ataque del City encontraba a un defensor del Inter, Acerbi, Batoni, Darmian, Dumfries o Di Marco parecían que se multiplicaban para no dejar en problemas a su arquero y que su marco no cayera.
Al minuto 57 Inzaghi se vio obligado a cambiar a Edin Dzeko por lesión, el ex Manchester City tuvo que salir para el ingreso de Romelu Lukaku, jugador que sería un factor al final del partido.
Tras mucha insistencia, Akanji finalmente, al 58, encontró un hueco en la defensa, filtrando el balón para Bernardo Silva, mismo que buscando un centro rebotaba el balón en Bastoni, pareciendo que no llegaría a más la jugada nuevamente por causa de la defensa Neroazurri, pero el destino era otro, el balón quedaba al borde del área y Rodri le golpeaba de parte interna, con potencia, con colocación y seguramente con todo el corazón que pudo, el gol se hacía presente, Manchester City abría el marcador y se perfilaba a si primera Champions League.
Tres minutos después el inter lo pudo empatar con un cabezazo de Di Marco que se estrellaba en el larguero, el resto del partido fue un Inter en búsqueda del empate y un City que logró lo que le faltó en otros años, saber sufrir, tanto que al 88 Romelu Lukaku, el que mencionábamos iba a ser factor, fallaba a menos de un metro de la línea de gol un cabezazo que terminaba en las manos de Ederson; tanto que el arquero del City volvió a sacar un balón en la última jugada del partido.
Únicos
Manchester City consigue su primer título de la UEFA Champions League y un triplete jamás visto en la época Premier, volviéndose uno de los equipos históricos y recordado a partir de ahora por siempre en los libros de historia.
(Fotos Twitter/Nota cortesía Daniel Torres).
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