La actualidad de Raúl Jiménez no es para nada la mejor, jugador que ha pasado de ser el ídolo del Wolverhampton, a ser un elemento prescindible, donde ya no cuenta con la confianza de antes, y todo por su precario nivel de un tiempo a la fecha.
El fín de semana pasado, Jiménez ha terminado su ciclo como jugador de los Wolves. Con sentimientos encontrados, el delantero mexicano se despidió de su afición, aunque no como él hubiera querido.
El fatídico 2020
Este año en particular nos remonta a recuerdos que todos quisiéramos borrar, una pandemia vino prácticamente a echar todo por la borda, no sólo en el aspecto del fútbol o del deporte, sino en general; no conozco, y usted amigo lector seguramente pensará lo mismo, a algún familiar, amigo, conocido o compañero de trabajo o escuela, que no le haya cambiado la forma de ver y vivir la vida día a día.
En algunos casos para bien… en otros no tanto, y allí entra en esa ecuación Jiménez, que, tras un partido de Liga Premier en época pandémica, donde sus Lobos enfrentaban al Arsenal, una jugada le cambiaria la carrera y la vida al delantero mexicano.
Disputando un balón contra David Luiz, defensor del Arsenal, la cabeza de Raúl sufriría el impacto del remate del brasileño, que lo dejaría severamente conmocionado, al grado, de que los gestos de preocupación de sus compañeros, rivales y cuerpo médico del club, nos hacían presagiar algo peor.
El reporte del Wolves decía que Raúl había sufrido una fractura de cráneo, que su tiempo de recuperación sería indefinido y que incluso, no se garantizaba que volviera a pisar una chancha de juego; meses de incertidumbre, mientras que el canterano americanista se recuperaba lenta, pero satisfactoriamente, lo que daba calma y alegría saber que un jugador, o más bien un deportista y ser humano salía adelante tras la dura lesión.
Poco a poco iría retomando su ritmo futbolístico, pero daba la sensación que ya nada sería como antes, pues una lesión de tal magnitud no era para menos, y menos practicando un deporte muy físico como lo es el fútbol; volvería a jugar con los suyos, sumando minutos, acompañado de una banda protectora a su cabeza, que nos hacía recordar al célebre arquero del Chelsea, el checo Peter Cech, quien tras sufrir un golpe similar, tuvo que utilizar un casco para garantizarle jugar sin poner en riesgo su integridad.
Sensaciones limitadas
Dadas las circunstancias en las que Jiménez había quedado, era notorio que el oriundo de Tepeji del Río se cuidaba para no tener contactos agresivos, especialmente en su cabeza, entendible tras dicho golpe. Inseguridad y falta de intensidad eran la compañía de Jiménez en sus primeros partidos post recuperación.
Su cuota goleadora también bajó notablemente, de ser el máximo anotador de Wolverhampton en la liga, a disminuir sus anotaciones, que, en muchos casos, fueron vitales para que los Lobos no sólo se salvaran del descenso, sino que también soñaran con puestos europeos.
El equipo también ha venido a la baja, dejando de pelear la media tabla a tratar de sobrevivir en la Premier League, circunstancia que se torna muy emocionante y dura ala vez, en la mejor liga del mundo.
El capricho mundialista
La selección mexicana parecía ser el refugio que Raúl encontraría para tratar de encontrar su mejor versión, pero fue todo lo contrario; objeto de críticas y cuestionamientos, el único que lo “cobijó” fue Gerardo “Tata” Martino, quien retando a la lógica, se llevó a Jiménez como cual capricho fuera, aún cuando sabíamos todos, que no se encontraba al 100%.
Esta situación derivó molestias en su equipo, pues desde Inglaterra, aseguraron que el cuerpo técnico no estuvo de acuerdo que Raúl se fuera a Qatar, pues tenía que darle prioridad quedarse con el equipo y terminar de rehabilitar su lesión, y así estar en mejores condiciones ante la necesidad del Wolverhamptom de contar con él y lograr quedarse en Premier League.
Ya conociendo la absurda participación del Tri en Qatar, Jiménez siguió siendo uno de los principales “culpables” de dicho ridículo, y la situación no cambiaría mucho con su club.
Agridulce vuelta y cierre
Julen Lopetegui, su entrenador en Wolves, dejaba ver su poca confianza en el canterano americanista, dándole pocos minutos, siendo intrascendente en los partidos donde tenía juego, dejando ya muy atrás esa versión de Jiménez que se vistió de héroe e ídolo.
Pese a la escasa participación en su club, seguiría siendo convocado al Tri, ahora por Diego Cocca, que al igual que su compatriota Martino, le llovían cuestionamientos sobre la injustificada convocatoria del extraviado “Lobo de Tepeji”.
Ya con el objetivo cumplido, Raúl Jiménez se despide del club, con un futuro más que incierto, donde ha pasado sin duda alguna, la mejor versión de su carrera, misma que podríamos decir, ha cumplido en Europa, pero que nunca sabremos cuál hubiera sido su tope futbolístico, pues queda claro que jamás volvió a aullar como antes.
(Fotos Twitter).
Periodista deportivo 24/7, gustoso del buen fútbol y y carreras de autos, charla de todo un poco