Diego Lainez atraviesa por un momento complejo en su todavía corta carrera futbolística, de ser la gran joya del que aún se esperan cosas importantes, a ser un jugador que regresará a México con más pena que gloria, para jugar con Tigres, sin haber encontrado las oportunidades deseadas en Europa, algo “habitual” y lamentable dentro de nuestro fútbol, pero que, para Diego, puede significar 2 cosas: redención en su carrera, o un estancamiento que es difícil que pueda solventar.
El prodigio de oro en Coapa
Corría el año 2017, con la resaca del festejo a medias del Centenario Americanista en 2016. Ricardo LaVolpe era quien dirgiía a ese equipo, alguien que tiende a apostar fuerte por las canteras donde se ha desempeñado como entrenador, tomó la iniciativa de brindarle su debut a un menudo jugador, cuyas cualidades lo hacían acreedor de ser un talento pocas veces trabajado en nuestro fútbol; debutó contra León con el número 340 (digno de un dorsal de un jugador de liga TDP), pero con muchas ilusiones de poder empezar a mostrarse ante los ojos de la primera división.
Su crecimiento fue paulatino; a pesar de su físico y de su edad, el joven Laínez empezaba a dejar destellos de su talento, no pocos fueron los que empezaron a creer que este chico estaba destinado a marcar una época con el América, a la par de que ya acaparaba reflectores con selecciones nacionales juveniles, con quienes incluso llegó a disputar mundial y torneos internacionales, así hasta poderse asentarse en el primer equipo del América.
La gloria del campeonato
Laínez tuvo con Miguel “Piojo” Herrera cada vez más consistencia, minutos y con ello oportunidades de irse mostrando cada vez más en el equipo, que, plagado de figuras nacionales y extranjeros, parecía difícil que un juvenil tuviera cabida, pero Diego Laínez al igual que otro contemporáneo suyo como Edson Álvarez, fueron agradables excepciones.
El “recambio de lujo” de las Águilas tuvo la dicha de coronarse campeón con el equipo de sus amores, venciendo a Cruz Azul 2-0 en la final, para así alzar la copa en el Estadio Azteca, y desde ese instante, ya con la intención de dar el salto al viejo continente y emprender una nueva aventura.
Expedición poco afortunada
“Te falta un año, te van a venir a buscar igual porque tienes una calidad impresionante, eres un chavo con muchas condiciones, espérate un año para que te afiances bien”, fueron palabras que el “Piojo” Herrera le brindó al novato Laínez, cuando había rumores de que podría llegar a Europa, mismos que se cristalizaron en realidad y aparecería el Real Betis de España, club que pagó 14 millones de euros por su traspaso, el tercer fichaje más caro en la historia del club Albiverde, apuesta sumamente arriesgada, aunque del lado del mexicano, no sonaba mal la idea de emigrar muy joven, sino que… quizá la dirección era la equivocada.
No sólo Betis anduvo merodeando el fichaje de Lainez, se llegó a compartir que el Ajax de Ámsterdam también estuvo bajo su interés, curiosamente los neerlandeses se harían con los servicios de otro canterano americanista como Edson Álvarez, siendo ese el modelo que Diego Laínez pudo haber seguido, puesto que si bien a Álvarez le costó en un principio conectar con la filosofía del club “Ajaccien”, es ahora uno de los refrentes y hasta pretendido por equipos europeos de élite.
El Ajax se ha caracterizado por tener una de las mejores filosofías de juego en la historia del fútbol, con una nutrida base de jugadores de Países Bajos y algunos extranjeros en su cantera, complementados con algunos refuerzos que brindan un buen talento y calidad, han sabido ser un equipo competitivo; allí Laínez fue donde no pudo tomar la mejor decisión, pues con Ajax su progresión seguramente hubiese sido distinta, a la que tomó cuando llegó a un equipo en una liga de suma exigencia como la española; no fue el haber decidido emigrar desde joven, sino el lugar donde eligió jugar.
Entonces… ¿Qué salió mal?
Tres entrenadores tuvo Lainez en su estadía con el Betis; Setién Rubí y Pellegrinni, con ninguno tuvo la regularidad deseada, ni los minutos ni mucho menos la confianza, pues a pesar de que sus ex entrenadores reconocían sus virtudes, sus comentarios distaban mucho de lo que pasaba en el campo, sólo ellos saben lo que veían o no veían en el oriundo de Villahermosa, Tabasco, que no terminó por convencer, pese a los chispazos fugaces que Laínez destiló en los campos españoles y el poco peso que terminaba por tener para alguien de su talento y principalmente por lo que se apostaba por él.
En selección Mexicana, era el lugar donde Lainez escapa por algún breve lapso de aquel incómodo momento en España; sus actuaciones de revulsivo con el Tri, ponían a pensar a la prensa y aficionados, que como este chamaco que entraba y ayudaba a cambiar la cara de los partidos, tenía minutos a cuentas gotas con el Betis; en las eliminatorias, Laínez dejó huella de lo que puede hacer, confirmando que su papel en los clubes es de venir de la banca, para intentar hacer algo distinto acorde a las circunstancias del partido se lo pedía.
Buscando alternativas de cara al mundial
Laínez entendía que tenía que sumar minutos sí o sí, apareció el escaparate del Sporting Braga, en la Liga portuguesa; más tarde que temprano, Lainez Leyva se subió al tren de la oportunidad de jugar y ganarse un lugar para Qatar 2022, sin embargo y de nueva cuenta, la expectativa no fue de la mano con la realidad.
En 13 partidos disputados con el equipo lusitano, sumó apenas 2 goles y 2 asistencias, con varios partidos viniendo del banco y en otros, ni siquiera contemplado para la convocatoria, y Qatar estaba a la vuelta de la esquina.
Gerardo “Tata” Martino dio a conocer la lista de convocados, entre polémicas y cuestionamientos, Diego Laínez no tuvo cabida en la misma, el propio jugador había sido notificado desde antes que no formaría parte de la expedición hacia medio oriente, haciendo ver que ni por haber cambiado de aires, poco o nada sirvió para convencer al entrenador del Tri.
Redención o resignación
Ante tal oscuro panorama, se tenía que buscar otras oportunidades para seguir demostrando que tenía valía para seguir en el viejo continente y pelear por ser parte del proceso rumbo al mundial en casa de 2026, la realidad era distinta; Braga decidió rescindir antes el préstamo, Betis, buscando un acomodo urgente para tratar de recuperar algo de este “fallido fichaje”.
En el horizonte, aparecía el equipo que le dio todo y parecía, ahora “pagar” dicho favor; América se mostró interesado en sus servicios, pero Diego y su entorno, pusieron condiciones inalcanzables para el club de Coapa en estos momentos, pues su propio director deportivo Santiago Baños, rechazó tajantemente cumplir las pretensiones económicas que Lainez habría pedido para volver a casa.
Aunque del norte, el siempre protagonista de fichajes Tigres, buscó una vez más repatriar a un mexicano con números bajos en Europa, su historial no es nuevo; elementos como Omar Bravo, Francisco “Kikin” Fonseca, Javier Aquino, Diego Reyes, y si nada cambia, otro Diego (Lainez), se vestirá de nuevo de amarillo.
Nada es garantía en el fútbol, y menos con un plantel vasto, quizá por nombres de sus jugadores el más fuerte y mediático de nuestra liga, la llegada de Lainez supone un fuerte golpe al mercado de fichajes nacional, pero para Diego, representa la oportunidad de erigirse como “Ave Fénix”, o quedarse como eterna promesa, una más en el historial mexicano, pero por el bien de su carrera y el fútbol mexicano, que sea una historia diferente.
(Fotos: Twitter).
Periodista deportivo 24/7, gustoso del buen fútbol y y carreras de autos, charla de todo un poco