El Muay Thai -también conocido como boxeo tailándes- tiene uno de los eufemismos más elegantes para una disciplina de combate: “el arte de las ocho extremidades”. Las partes corporales que se contabilizan son manos, codos, rodillas y piernas. Netflix recién estrenó, producida por gente de Tailandia, una miniserie de cuatro episodios que muestra un lado sombrío de la actividad.
La plataforma, acostumbrada a presentar contenidos que causen curiosidad en el usuario, emplea distintos títulos según el idioma. Si se busca en español, aparece como Muay Thai: deporte extremo. En la introducción de la serie con animaciones de los personajes que incluye la historia, el título que aparece en idioma inglés es “Hurts like hell” -traducido como duele como el demonio-. Ambas funcionan para dar una breve idea de lo que presentan cada episodio con duración de casi una hora.
El desarrollo de la historia es sencillo: una historia relacionada a los combates en rings austeros de Tailandia. Se muestra la historia de varios personajes para entender las motivaciones que los hace compartir un espacio con golpes, riesgos de lesiones graves, apuestas, agresiones y asesinatos. Una arena sencilla presenta a un público eufórico ante cada combate. La pasión no se debe únicamente al atractivo de ver a personas combatir. El momento adquiere mayor trascendencia por las apuestas que se hacen entre cada round.
Sin mayor inconveniente, los apostadores motivan al peleador en turno al momento para que busque la victoria con ahínco a cambio de una remuneración económica importante. Conforme los episodios avanzan, las apuestas que se hacen son más de mayor cantidad. Una variación al formato de la serie hace que adquiera un matiz especial la emisión.
Gente que conoce a fondo el ámbito como promotores, apostadores, referís, peleadores y entrenadores le dan contexto a las escenas. Las intervenciones constantes de gente de la vida real hace que el contenido adquiera un tono de serie documental con dramatizaciones. No se debe deducir demasiado para entender que la unión de dinero y negocios ilegales lleva a la tragedia.
La corrupción entre referees, drogar a los peleadores antes de un combate, deudas que te hacen perder el patrimonio, niños que se arriesgan a lesiones/muerte por competir a causa de la pobreza y una identidad cultural en riesgo por la condiciones de cientos son los temas que se abordan con un ritmo ágil que mantiene al espectador atento a la pantalla. Al final, se hace un listado de los hechos reales que sirvieron como base a los escritores de la serie. Cuando se analizan a detalles, las modificaciones en el hecho y la ficción son pocas.
Este crudo retrato de una actividad de combate con un importante número de aficionados y practicantes ha generado varias reacciones en redes sociales. ONE Championship, la principal empresa de artes marciales mixtas en Asia, maneja una división de muay thai con campeonatos. Es común que sus eventos tengan encuentros de artes marciales mixtas y de esta actividad en la misma cartelera.
Lo sórdido del relato hace pensar la forma en que el boxeo y las artes marciales mixtas operan en la actualidad. El desarrollo tecnológico y cambios en las legislaciones locales hacen que distintos sitios de apuestas trabajen sin restricciones. La cadena deportiva ESPN presentó un programa especial hace unas semanas con motivo de la inducción de Juan Manuel Márquez al salón de la fama del boxeo en Nueva York. El boxeador mexicano declaró que, tras perder por decisión de los jueces ante Manny Pacquiao en su tercera pelea; uno de los promotores del evento se acercó a él para decirle que el negocio debía seguir. Márquez menciona que, si le hubieran dado el triunfo, el egreso económico de los casinos sería grave. Hace falta una adaptación de lo que hizo la gente de Netflix a los deportes de contacto en América.
Periodista formado en la teoría y práctica. Disfruta desde un evento de lucha libre en la calle hasta un partido de Champions.
Contacto: salroc19@gmail.com