Porte erguido, usanza de hidalgo caballero, el periódico infaltable bajo el brazo y la mirada infantil. El inevitable café de la mañana, su afición a los Pumas, la rutina siempre exacta, el amo de los gerundios. El que vivió para escribir y dejó de vivir cuando no pudo hacerlo más. Ese era Tomás Setién Fernández.
Tras semanas de deterioro de su salud, la mañana del 14 de abril de 2020 llegó la funesta noticia. Tommy había partido a la cancha celestial, al palco de honor. Una enfermedad le impedía seguir con la bendita costumbre de escribir. En ese momento la pandemia había pausado el futbol y había cerrado los cines en todo el mundo. Quizá no había razón para seguir acá.
Fue un cronista único e irrepetible. Escribía del futbol como si se tratara del amor y del amor como el más importante de nuestros partidos.
Cuando Tomás Setién escribía, lo hacía ‘Con el sudor de la tinta’ (así tituló uno de sus dos libros). Nunca perdió la capacidad de admiración. Mediante sus textos y principalmente mediante sus acciones, nos convidó de un asombro por la vida que debería estar prohibido extraviar.
Profesionalmente, Tomás representaba la bondad al servicio del periodismo deportivo.
Su trayectoria periodística la inició en Orizaba y se fue con el deseo de cerrarla en la misma ciudad. En su amada Córdoba se convirtió en una figura emblemática. Tras el sueño truncado del futbol profesional, abrazó el ejercicio de la información. Durante décadas su nombre fue sinónimo de periodismo deportivo. Entrevistó a las más grandes figuras nacionales en tiempos en los que no era fácil tener acceso a ellas. También fue directivo de futbol y promotor del deporte en general.
Convergencia de pasiones, muchas de sus columnas evocaban clásicos del cine. Una en especial la guardo en el sentimiento (además de la versión impresa en el cajón), aquella que tituló como el clásico de Bob Rafelson (El cartero siempre llama dos veces, 1981, basada en la novela de James M. Cain).
En ella, Tommy abrió en mayor medida su corazón y habló de un sentimiento que aparentemente se encontraba entre tinieblas y forrado de cenizas al lado de la osamenta y polvo del Ave Fénix, resucitado 40 años después gracias a la “computadora genial”.
Cheryl, rebautizada como Carolina, según él mismo compartió a sus lectores, fue la que le llevó a dar el primer y único viaje hacia el extranjero, sólo necesitando cerrar los ojos en el centro de un cómodo sillón hasta llegar a tocar la punta de la Torre Eiffel y luego recorrer, tomados de la mano, todos los puentes de París.
Esa historia, protagonizada por aquella dulcinea llegada a Córdoba por uno de los primeros intercambios con Estados Unidos, fue relatada al más puro estilo de una esencia propia e irrepetible que la vida le dio.
Cómo olvidar, también, aquella mañana de domingo mundialista. Otro recuerdo de apoteosis profesional y sentimental, sentados al lado del amigo Toño Marín ya con micrófonos en mano luego de presenciar la victoria de México sobre Alemania, resultado que provocaría la explosión de unas cuantas lágrimas rodantes en las mejillas de Tommy, no solamente por el triunfo en sí, sino también y quizá principalmente por evocar la memoria de Don Domingo, su señor padre, enviando dedicatoria por ese resultado hasta el propio cielo (la pedimos doble, por favor), justo en el día que aquí en la tierra se celebraba a los jefes de la casa.
Todo esto por citar, apenas en la posibilidad de una columna, una pequeña parte de todo lo vivido al lado del extrañado amigo y figura a seguir. El de la plática interminable, el de la nostalgia abundante, el conocedor de futbol, cine y fiesta brava. El de las mil anécdotas. El que tenía un saludo singular para cada quien. El más querido por todos. Una de las mejores personas que he conocido en mi vida.
Que en paz descanse, el gran Tomás Setién Fernández… Y sin embargo, se mueve…
Tomás Enrique Setién Fernández
16 de noviembre de 1947
14 de abril de 2020
(Foto principal tomada de Facebook)
Periodista deportivo desde 2004. Creador del concepto multiplataforma Plan de Juego.
Contacto: jesus.mejia@tuplandejuego.com.mx