La mercadotecnia actual ha logrado que, gracias a los superhéroes estadounidenses, niños anhelen conocer Wakanda -aunque sea un sitio ficticio- o que ver a Robert Pattison como Batman por casi tres horas no sea un problema para los distribuidores. Una generación se hizo afín a los luchadores mexicanos no por acudir con frecuencia a las arenas; el fanatismo se logró gracias a la industria del cine. Gente como Mil Máscaras, Huracán Ramírez, Blue Demon y El Santo adquirieron una fama internacional por sus actuaciones en pantalla. Quizá los largometrajes más famosos sean Santo contra las mujeres vampiro (Alfonso Corona Blake, 1962) o Santo contra las momias de Guanajuato (Federico Curiel, 1972). No obstante, existen otras películas consideradas clásicas por sus elementos particulares.
Una cinta protagonizada por el Santo se acopla a esta idea: Santo contra la magia negra (Alfredo B. Crevenna, 1972). Científicos que trabajan en un explosivo de alto impacto han fallecido de forma misteriosa en Haití. Los poderes sobrenaturales de una escultural Sasha Montenegro -interpretando a la hechicera Bellamira- sumados a negocios con países interesados en armas de destrucción masiva llevan al enmascarado mexicano a investigar el asunto a detalle.
El guión usa una coincidencia torpe para fijar la atención en los personajes complementarios: el agente de Interpol (César del Campo) que ayuda a Santo es novio de la hija (Elsa Cárdenas) de un científico (Guillermo Gálvez) en riesgo de ser la próxima víctima. Las festividades del carnaval se usan para programar unos cuantos combates de lucha libre para justificar la presencia del enmascarado en la isla. Bellamira usa ritos del vudú para visualizar lo que hará el Santo durante la investigación. El libro ¡Quiero ver sangre! Historia del cine de luchadores (Criollo, R.,Návar, J.,Aviña, R.(2011). ¡Quiero ver Sangre!. Editorial UNAM) da información importante en el apartado a este material. Las escenas de lucha libre se grabaron en la Arena México; hecho comprensible al saber la escasa difusión del deporte espectáculo en ese país. Los ritos de vudú son verídicos; las mezcla de bailes y ritmos africanos llegan a crear un entorno hipnótico para el espectador.
Sin caer en el adelanto de información -también conocido como spoiler-, Santo vence sin mayor problema a unos zombies y secuaces de la hechicera. Las escenas de combate en la supuesta arena de Haití son breves y dinámicas. Elsa Cárdenas y Sasha Montenegro muestran la personalidad que las hizo marcar una época en el cine mexicano. Incluso un expresidente de México, José López Portillo, se casó con Sasha años después.
Noventa minutos de entretenimiento pertenecientes a un producto que exclama su hechura mexicana. Una versión restaurada está disponible en la plataforma de Claro Video. Tiene años que se rumora una nueva aparición del Santo en cine. Mientras logra concretarse este proyecto, clásicos como este permiten comprender una época insigne para la lucha libre mexicana.
Periodista formado en la teoría y práctica. Disfruta desde un evento de lucha libre en la calle hasta un partido de Champions.
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