El aviso del evento llegó producto de una conversación casual: “¿Vas a ir a la función de Reyes en el Zapata?”. La misma persona quedó un poco sorprendida por mi interés del evento. Tratar de estar al pendiente de lo más relevante que ocurre en el deporte espectáculo de la lucha libre hace que los combates de alto nivel, gracias al desarrollo tecnológico, se perciban como algo cotidiano. El show de World Wrestling Entertainment (WWE), Triple A o New Japan es fastuoso por los inmuebles y las escenografías. Ver lucha libre en un evento al aire libre en la colonia Zapata de Orizaba, Veracruz el sábado ocho de enero es ir a la raíces; divertirse y que el luchador genere conexión con el público.
Arturo Rivera participó, el año pasado, en una charla relacionada al tema de la lucha libre para la cuenta en Facebook de “Voces del deporte mexicano”. Estuvo acompañado de uno de los directivos de Triple A, Dorián Roldán, y el comentarista José Manuel Guillén. También conocido como “El Rudo”, Rivera mencionó que el luchador mexicano trabaja en cualquier sitio: calle, arena, iglesias, cumpleaños, fiestas patronales y otros lugares. Eso no se ve -al menos con tanta frecuencia- en países importantes para el negocio como Inglaterra, Estados Unidos y Japón. Tarde fresca de sábado y el ring, donde saltaban algunos niños, estaba listo para el espectáculo en la calle de Oriente 15, esquina de Norte 16 A. El evento es una tradición del barrio; entre integrantes de una familia, patrocinadores y aportaciones de los vecinos se solventan los gastos.
La función se programa a las cinco de la tarde pero los combates inician hasta las siete. Estar retrasados en tiempo no importa, se trata de pasarla bien en un evento gratuito para el espectador ocasional que encontró el sitio o un lugareño que identifica la celebración. Una breve revisión a la escena ejemplifica, a manera de microcosmo, la identidad mexicana. Los puestos de comida cercanos al ring provocan que, pese al uso de cubrebocas, se perciba un fuerte olor a fritanga. Se aprecian algunos objetos con temas de lucha libre: una playera con el rostro de Pagano, máscaras (Octagón, Psycho Clown, Último Guerrero y Volador Junior) y carteles fosforescentes para que el luchador comprenda el mensaje. La canción icónica de la saga Rocky, Eye of the Tiger (Survivor), se repite hasta el cansancio. Igual que el tiempo de retraso, la situación no parece importar.
Todas las luchas son en conjunto: combate de relevos y tríos. Luchadores de la zona son los encargados de cumplir con el compromiso: Black Corzo, El Ausente, Maravilla Orizabeña, Black Maravilla entre otros. Para calentar al público, los rudos apelan a los insultos en contra de la gente local: los llaman pobres, mariguanos y perrada. Eso hace que la respuesta sean mentadas de madre y apoyo casi colectivo a los técnicos. En los intervalos entre cada combate se arrojan juguetes a los niños. Resulta evidente la alegría de varios adultos que evocan su infancia con las transmisiones televisivas que dieron fama a Triple A en sus primeros años. El gobierno de la Ciudad de México nombró a la lucha libre como patrimonio cultural. Momentos como esta celebración por el Día de Reyes, con un historial de más de veinte años; permiten comprender la fascinación por una actividad que está cercana al centenario en territorio mexicano. El grito reiterado en favor de rudos o técnicos es atemporal.
(Foto tomada de redes sociales)
Periodista formado en la teoría y práctica. Disfruta desde un evento de lucha libre en la calle hasta un partido de Champions.
Contacto: salroc19@gmail.com